No. 1 Año 9            ISSN:1684-1859

Editorial  


Es usual que los indicadores que caracterizan a un país varíen según la fuente que los referencia. Idealmente, todos deberían proceder de un mismo origen para eliminar algunos de los posibles sesgos.

Para evitar peligro de parcialización, he seleccionado los datos del Almanaque Mundial 2008, publicado por la editorial Televisa S.A., de México, y no documentos emitidos en Cuba.

Según esos datos, el país de mayor producto interno bruto per cápita (PIB p/c) era, en 2006, Luxemburgo, con alrededor de 68000 dólares por habitante. Mientras, países como la República Democrática del Congo (R.D.C.) apenas alcanzan los 900 dólares.

Un elemental cálculo indica que entre los más ricos y los más pobres existe una terrible brecha, de más de 75 veces riqueza de estos. Si creemos en esos datos, Cuba, con 3900 dólares de PIB p/c, está mucho más próxima a los más pobres, a los que supera en 4.3 veces, que a los más ricos, por los que es superada en más de 17 veces.

El PIB p/c es uno de los indicadores más utilizados al evaluar el desarrollo económico de un país. En su época, Lenin consideró que la URSS debía superar a los países capitalistas avanzados, precisamente, en ese renglón. Entonces, explicaba, se demostraría la superioridad histórica de socialismo.

Pero más allá de los datos fríos, este índice es una especie de locomotora de la prosperidad de un país. Se ha demostrado una elevada correlación negativa entre PIB p/c y mortalidad infantil. Lo mismo pudiera decirse de otros índices como el grado de alfabetización de la población, o el índice de desarrollo humano.

De esa manera, tanto las sugerencias teóricas de economistas clásicos como las evidencias estadísticas parecen indicar que la única manera de encontrar prosperidad para un pueblo es mediante el incremento del valor de su producción material. En la práctica, eso es un terrible fatalismo, pues a los ritmos que crecen nuestras economías, a los países del tercer mundo les tomaría siglos llegar al nivel de los más avanzados.

Pero resulta que algunos países logran romper esas regularidades. Cuba, por ejemplo, supera a los países menos desarrollados en cuanto a grado de alfabetización, mortalidad infantil, índice de desarrollo humano, y eso pudiera estar relacionado con su mayor PIB p/c. Pero lo que no encuentra explicación desde esa interpretación es que respecto a esos índices, Cuba está muy cerca de los países más avanzados, al extremo de no parecer un país pobre. Según esta fuente, la mortalidad infantil en la R.D.C. era de 88 por cada mil nacidos vivos, en Luxemburgo era de 5, y en Cuba, de 6.2. En cuanto a nivel de alfabetización, la R.D.C. reportaba 65.5%, Luxemburgo 100% y Cuba 99.1%.

Hace algunos años se propuso el índice de desarrollo humano, en un intento de evaluar más objetiva y abarcadoramente la calidad de vida en cada país. Ese índice, que varía desde cero hasta uno, era de 0.35 en la R.D.C., en Luxemburgo era de 0.945 y en Cuba, de 0.826. En otras palabras, Cuba supera al país de menor economía en 2.36 veces y queda solamente un 15% por debajo del país de mayor PIB per cápita.

La nuestra no es una revista especializada en temas sociales, a nosotros nos ocupan las aplicaciones de la informática a la salud. Pero es curioso que en nuestro mundo, el ancho de banda está repartido de una manera muy parecida al PIB p/c. Se dice que el ancho de banda de Sao Paulo es suficiente para acomodar el de toda África. El ancho de banda de Seúl acomodaría a toda América Latina, mientras algunos individuos en Escandinavia tienen en sus casas particulares más ancho de banda que en toda Cuba.

Pero Cuba puede mostrar el milagro de INFOMED, el sitio Web que ocupa el primer lugar entre los de su tipo a tipo mundial, y la Red INFOMED, que hace malabares con el escaso ancho de banda del país. Mientras escribo estas líneas, no he podido, como acostumbro hacerlo, consultar los datos que brinda Wikipedia, sin embargo, en la mañana aproveché y descargué desde mi casa 15 artículos sobre “Patch Clamp” desde revistas de alto impacto, utilizando el servicio de HINARI asociado a INFOMED —que nos brinda acceso a más de 2600 revistas internacionales—. Más de 80 mil profesionales de la salud en Cuba tenemos derecho a ese servicio de modo gratuito.

Los cubanos, contrario a lo que piensan los que tratan de estereotiparnos, somos poco afines a repetir consignas huecas y gustamos de pensar con propia cabeza.

Me aventuro a imaginar que en los años que se nos avecinan, los profesionales que trabajamos en el espacio de la informática en salud tendremos que aprender a brindar soluciones como las que ya se han hallado en áreas como la mortalidad infantil, la alfabetización, o el índice de desarrollo humano.

Una vez hube de leer en una revista extranjera que Cuba había desarrollado un sistema de seguridad social comparable al de Suecia sobre la base de una tecnología del siglo XIX. Aunque el enfoque resulta algo peyorativo, al menos ya no se dice que nuestros logros sociales se basan en el subsidio soviético. Creo que el arte de avanzar mucho con pocos recursos ha de convertirse, en definitiva, en la manera cotidiana de actuar de los cubanos. Mi convicción es que lograrlo constituye algo perfectamente posible.

 


Dr. C. José Luis Hernández Cáceres

Centro de Cibernética Aplicada a la Medicina

 

 

 

 

 

 
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